lunes, 6 de octubre de 2008

Lluvia

Llueve, llueve, Uy como llueve! Así decía la canción de cri- crí cuando era una niña pequeña, recuerdo que en esa edad me fastidiaba tanto que lloviera, porque automáticamente, la tarde se había echado a perder; con el paso de los años empecé a amar la lluvia, ver llover a través de los cristales del auto o de cualquier habitación, incluso caminar bajo la lluvia era un placer; llegar a casa a ducharse con agua caliente y sentir en el cuerpo como el agua fría continuaba corriendo por él, al paso del agua de la regadera.
Los años pasaron y empecé a comprender la magnitud de la lluvia, dejó de gustarme... comenzó a producirme tristeza, una tristeza tan grande como cuando el cielo llora por horas.
He empezado a comprender que las situaciones climáticas van de la mano de la edad de cada persona, ahora la lluvia es un poco molesta, pero no como cuando era niña, no, es más bien porque consigo trae tristeza, nostalgia...
Debe seguir lloviendo, "sin agua no hay vida" dicen los científicos, pero también con agua no hay vida.
Lo curioso es que las edades insisten en seguir iguales, los niños, apenas deja de llover y se asoma el primer rayo de sol, salen corriendo a saltar en los charcos, es ahí donde todo vale la pena, cuando se escuchan las risas que lo llevan a uno a recordar ese patio viejo, mojado e iluminado con los rayos tenues del sol del atardecer y al fondo, si ponemos atención podremos escuchar:
"Llueve, llueve, uy como llueve!"

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