miércoles, 24 de agosto de 2011

La cueva

Entrar en tu alma se asemeja a entrar en una cueva submarina,con correintes ocultas y recovecos sin luz...
De  repente... una rendija de luz, al pasar a través de ella, se llega a un cenote luminoso con aguas tranquilas y formaciones espectaculares.
El arcoiris se forma en ciertos ángulos, mas de repente, cuando se tiene la sensación de paz y estabilidad,es ahí cuando aparecen los remolinos.
Remolinos severos  y peligrosos que arrastran al fondo, casi al punto de ahogar al más experto buzo, remolinos que exhaustos lo llevan a la orilla; lleno de cansancio y confusión.

Una vez en la orilla, dispuesto a abandonar por tierra el lugar, otro recoveco, lleno de magia y belleza llama la atención.
Volver a entrar en la cueva es saber que no hay salida alguna, pero al saberse atrapado para siempre, sin saber de donde, aparece una nueva marejada, de manera violenta y sin dar tiempo a nada, arroja fuera de la cueva; sin embargo, todo el equipo se ha quedado dentro... no hay recuerdos físicos, no hay fotos, no hay manera de volver a la ciudad mas que andando, abriéndose los tobillos a cada paso...

Entrar en tu alma es un instante de  placer indescriptible y una eternidad de desazón, de dudas, de recuerdos; de anclas y culpas; temores y reproches; pero sobre todo, de culpas; de buscar en donde estuvo el error; que obviamente; no ha sido tuyo....