jueves, 28 de enero de 2010

Reparto de utilidades



¿Ya ves?, Te lo advertí de tiempo atrás, que era mejor conservar los espacios intactos y no fusionarlos por complacencias ajenas.

¿Ya ves?, Siempre discutimos por permanecer en libertad, para no condenarnos a las cadenas del hastío, pero no supimos escucharnos.

Era mejor continuar cada quien descubriendo los momentos del otro y no preverlos de antemano.

Saber con el paso de la tarde cuando seríamos cómplices y cuando simples seres.

Y esperarnos mutuamente frente a la copa de vino, para después sentir el vuelco inesperado del corazón, producido por un aroma o una voz.

¿Ya ves Germán? Te dije que era mejor tenernos así que no tenernos jamás.

¿Y ahora? ¿Cómo repartimos las utilidades? Si bien el arco y las flechas son tuyas y las copas de cristal mías, dime ahora que vamos a hacer con los libros, ¿de quién era cual?, ¿y el perro a quién se le queda?, ¿pero y el piano?

Vuelta un ovillo enmedio de la obscuridad me detengo a pensar, ¿por qué no escuchamos al corazón e ignoramos a los demás?
¿Por qué en lugar del bosque no huímos al mar como era nuestro plan original?
Ese plan donde éramos indispensables el uno para el otro, donde las mentiras no tenían cabida, donde ninguno le hacía daño al otro para al minuto siguiente arrepentiurse, sintiendo que la vida se nos vá con las lágrimas del otro.

¿Ya ves Germán? ¿Cómo le vamos a hacer para olvidarnos cuando cada espacio huele a nosotros y a nuestro ayer?