domingo, 2 de noviembre de 2008

Horizontes separados

Cuando los horizontes se separan es momento de iniciar nuevos planes, nuevos proyectos; buscar algo para que la vida siga siendo vida.
Para muchos no hay como el mar para sanar y cerrar las heridas, pues es ahí donde los amaneceres son más temprano y el sonido de las olas enmudece las palabras tortuosas del pensamiento.
Sentir el amanecer en la cara, mientras el mar le hace a uno el amor,
permitir que las olas se lleven las lágrimas para fundirlas y confundirlas con la sal marina,
evaporarlas para que crucen la montaña...
Así y sólo así, llegarán al atardecer para unirse a las tuyas,
que silenciosas caerán cada vez que levantes la mirada al cielo.
Saber que nadie igualará el amor que se tuvo en algún momento,
que nadie amará como ha sucedido,
pero que el aprendizaje ya terminó y el camino se agotó...

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