domingo, 16 de mayo de 2010

Soy...

Soy yo, la causa de su estilo, la razón de su sinrazón,
el espacio que no brinda fácilmente...

Soy lo que la ha encadenado al pasado y la alimenta hacia el futuro.

Soy aquello que la sostiene, la detiene y al mismo tiempo la derrumba y la aniquila.

Soy lo único que le queda de aquéllos días, aparte del dolor y el miedo permanente.

Soy lo que ha buscado en cada par de ojos y que jamás volvió a encontrar.

Soy su pena y su orgullo.
Su cárcel y su libertad.
Soy su soberbia y su humildad.

Soy lo que nadie entiende y todos conocen, soy lo que no tiene  nombre y todos llaman...
Soy su profesión y su insistencia, su secreto mejor guardado, aunque sea a voces hirientes.

Soy su inspiración desde antaño y su deseo claudicante,
Soy lo que la aleja de sus afectos  y lo que le permite acercarse a otros.

Soy sus deseos de vivir y de morir fundidos en uno sólo, caminar...
Soy lo que le nubla la vista y le aclara el alma
Soy lo que obstruye su pensamiento y despeja su sentimiento...

Soy su pareja y sus hijos en riesgo,
Soy su familia en plácido sueño...

Soy su apego mayor
Soy su amanecer en el campo y su anochecer en la ciudad.

Soy todo lo que los demás quisieran arrancarle, pero nadie sabe a bien cómo.

Soy sus recuerdos y su esperanza,
hasta que acepte dejarme ir...

3 comentarios:

  1. El valor de los recuerdos, y el peso del pasado, siempre es tan grande y tan pequeño, que en un momento de gloria nos tira... y cuando ya no podemos más nos eleva por los cielos y nos mantiene adelante...

    Recuerdos, esperanzas, principio y fin... que se irán cuando nosotros nos vayamos... al fin.
    OIA

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  2. Hermoso, querida Ana.
    "Soy... no sé", como dijo un maestro budista.
    Un fuerte abrazo y feliz semana.

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