jueves, 3 de septiembre de 2009

Los ángeles

Te acuerdas el último clave 3 que atendimos? para cualquiera podría ser una imagen dantesca, llena de sangre y restos.
Para cualquier persona normal sería una especie de sadismo el trabajar en esa carnicería, las exposiciones y los casos más graves.
Los residentes peleándose por conseguir una cirugía, por aprender.
Y los urgenciólogos intentando estabilizar a veces hasta operar en el cubículo porque los quirófanos están repletos.
Nada más duro que la sala de urgencias, el lugar donde se hace el trabajo sucio.
Claro no sin olvidar que los paramédicos ya han limpiado, intubado y canalizado cuando los entregan al hospital.
Cada paciente que colapsa es una batalla iniciada con la muerte, a veces se gana, a veces se pierde,a veces se gana una batalla,pero en quirófano se pierde la guerra.
Cuidarnos entre nosotros es parte de la guerra, los casos más dramáticos, nos llevan a escoger entre dos o más vidas, salvar al más viable, aún cuando veamos morir jóvenes, niños, madres frente a nosotros.
Ser médico no es fácil, el costo es muy alto y no me refiero únicamente al estudio y las jornadas de 50 horas sin dormir. No, me refiero a cuando hay necesidad de esconderse en la ropería para llorar por las decisiones tomadas y por las fallas cometidas.
Ahí, en la sala de urgencias es donde se convence uno de la existencia de los ángeles, pues de improviso algunos deciden desplegar las alas y empezar a volar...

También algunos demonios deciden deambular por los pasillos, escondiendo los insumos, las bandejas de intubación y toracotomías; por fortuna, la mayoría de las veces las encontramos a tiempo.

Al final, tras las gracias escuchadas y las lágrimas que nos atormentan en los días subsecuentes, la sala comienza a fluir como siempre, con la guardia a la espera...

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