lunes, 16 de abril de 2012

La extraño...

Vivió conmigo algunos años, fué parte integral de mí.
Como un amanecer, como un susurro al despertar...
La necesitaba para despertar, aún la necesito,
como un alcohólico requiere de un trago cuando despierta,
como un yoguini la meditación al alba...

Me volví torpe en mis reacciones, débil en mis emociones;
permití que extendiera la envergadura antes de tiempo...




Impávida, que no indolente, la ví elevarse,
segura que sería lo mejor,
y anclada a la certeza del bien ajeno, no tomé el tiempo,
tiempo necesario para comprender mi propio bien...

Se vació mi alma...

Y cuando hube de cambiar mi propio destino, ella no fué más.

Poco a poco fuí empezando el camino, sin embargo, en el fondo aún hay desatino...

Extraño su risa, sus tonterías, extraño su luz, su presencia,
extraño su sueño, su vigilia, extraño su calor, su espacio,
extraño su presente y su futuro, porque su pasado me pertenece.
Igual que con otros, su recuerdo... me pertenece.

1 comentario:

  1. Así es, se extraña la risa, el correteo, los rayones en las paredes...
    Pero el tiempo pasa y sin avisar, camina, y vuela... y sin darnos cuenta, antes de tiempo extendió las alas...

    Aquí abrazados la esperamos, cuando vuelva... feliz...
    OIA

    ResponderEliminar