domingo, 21 de octubre de 2012

Hacer foto



 Hace más de 23 años comencé a tomar fotos; todo empezó porque mi abuelo y mi tío hacían foto, de hecho, mi abuelo tenía su propia amplificadora hecha por él, bandejas y líquidos de revelado. Lo más curioso es que no tenía un cuarto de revelado como tal, sino que lo armaba y desarmaba a su gusto.

Poco a poco se fue anidando en mí la curiosidad y más tarde la pasión.
Pero fue poco lo aprendido, pues mi abuelo murió a los pocos años, así que me quedé con  sus cámaras; la más antigua aún descansa en mi escritorio, la otra, fue con la cual empecé a tomar fotografías. 

Algunas muy malas, otras regulares, casi todas de paisaje y animales, en sí, no me gustaba retratar personas; acaso porque no había muchas oportunidades.

Al llegar a la preparatoria comencé a tomar fotos en la escuela, en los eventos, en algunos  entrenamientos, en fin, en cualquier pretexto que mi mesada me permitiera para poder comprar y luego revelar los rollos.


No había aprendido a revelar y los costos no eran tan accesibles. Ese detalle se corrigió cuando finalmente apareció la era digital, que me permite imprimir solo lo necesario y hacer los “contactos” en papel de reciclaje.

En esa época temprana fue cuando me aventuré a creer un poco más en mi ojo, pensando que éste y el obturador se fundían en uno solo.

Y así poco a poco me fui llenando de negativos e impresiones, nada fuera de lo común.



Sin embargo sucedió lo inimaginable en una edad apenas salida de la infancia, algo que hasta la fecha no acabo de comprender por más vueltas que le dé.

Alguien muy querido e importante para mi decidió levantar el vuelo y dirigirse a surcar otros cielos, obvio no se le ocurrió preguntar si quería acompañarle...
Sí, la frase correcta es SE SUICIDÓ, no fue un terrible accidente, tampoco una extraña y lamentable enfermedad terminal, como, cuando y donde, ese si es un secreto, y muy mío por cierto.


 
 
Desde ese día mi vida dió un giro insospechado, el cual espero algún día se detenga por fin, pero bueno, sigamos esperando.
Tras los funerales y una semana después de lágrimas, dolor y desperanza, de repente se atravesó en mi camino la caja de los rollos y las impresiones.
La revisé con verdadera ansiedad, buscando un sobre, un negativo, un contacto, algo donde estuviera él y de preferencia estuvieramos los dos...nada... NO HABÍA NADA...
¿Cómo era posible?! Yo que fotografiaba todo, no tenía ni una sola foto de él; solo había fotos de la terraza donde a veces nos deteníamos, del parque que mirábamos, de los cielos que contemplábamos, pero no había ni una sola foto de él...


Mi angustia crecía y crecía, ¿dónde iba a conseguir una foto sin abrir las heridas de los demás?
¿Dónde iba a conseguir una foto sin que me dijeran que no lo dejaba descansar o bien, que lo recordara tal y como era?
¿Cómo iba a recordarlo tal y como era si en 20 días se me había olvidado el timbre de su voz y el color de sus ojos se difuminaba entre mi dolor?
Finalmente hubo alguien, alguien que casi tres años después, se apiadó de mí y preguntó si quería conservar una foto de él.

Ansiosa respondí afirmativamente y me regaló una foto de tamaño infantil, que hasta el día de hoy guardo en un relicario de plata; conservándolo como un tesoro invaluable.
Porque cuando más sola me encuentro, vuelvo a abrirlo y de inmediato puedo recordar sus ojos, su voz, y hasta su aroma...

Me prometí, no, me juré que jamás me volvería a suceder, que jamás me volvería a quedar ese vacío por no haber tomado una foto a tiempo...
Pero, me volvió a suceder... aunque tengo fotos de muchas personas, de amigos, conocidos, personas que llegaron y se marcharon, me sucede que no tengo 2 fotos importantes; una, de su tío;  que pareciera tras 22 años trajo un poco de paz a mi historia.

Y otra de alguien muy querido, de quien, de nueva cuenta, tengo fotos de viajes, experiencias, sueños y lugares...pero de él.... no tengo ni una sola....

Tengo, por fortuna, cajas y cajas con negativos, impresiones y ahora ya, un sistema de almacenaje externo en donde puedo conservar todo mi material; desde el crecimiento de mis hijos, la historia de alguien más, mucho muy muy cercano, mis viajes, mis sueños, mi todo.

Y así fue que comencé a dejar de tomar fotos y empezar a ver más allá y de vez en cuando, también HACER FOTO















orendainaj@facebook.com

2 comentarios:

  1. Lo bueno siempre regresa amiga, que gusto que has empezado a recobrar tu lugar.
    Te quiero.
    Maribel.

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  2. Me encanta cuando haces fotos, y más me encanta cuando regresas a tu origen y empiezas a escribir de nuevo, cuanto extrañaba poder leerte.

    Gracias por volver,... poco a poco...
    OIA

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