martes, 23 de marzo de 2010

Shh...Respira...Shhh

No, ésta vez no hay foto; nadie tuvimos la necesidad de retratar aquello que vimos, sentimos y olimos...
Si bien es cierto, la experiencia es realmente satisfactoria, la alegría que se siente cuando se halla a alguien, el sabor de  arrancarle de las manos a un niño a nuestro eterno enemigo, el placer de la sonrisa.

Cuando decidí tomar este camino era mucho muy jóven, en sí el año de entrenamiento lo tomé como un pasatiempo, poco a poco me fué seducienddo, envolviendo, llegándose a convertie en mi más grande pasión.

Y por ende, cuando hube de retirarme, fué, es y será uno de mis más grandes dolores; máxime porque no fué una decisión personal, sino más bien administrativa.
Quedar detrás de un escritorio y sólo poder trabajar en los grandes desastres es duro, la adrenalina de la calle es adictiva.

La licencia siempre permanecerá intacta, las urgencias no desaparecen nunca, el espíritu no se quebranta por más intentos que se hagan para vencerlo.

Shh...respira...shhh

Todos tenemos nuestros propios terremotos, nuestras fallas esenciales; se mantienen esperando, almacenando energía para poder moverse y destruir  en ese paso todo aquello que carezca de una buena cimentación.

Cuando las estructuras caen, es difícil recordar los momentos bellos; más difícil es aún, recordar cuan bello puede ser uno mismo. Entonces es el triste momento en que la euforia desaparece y las tinieblas hacen su arribo.

Enfrentar la maldad humana, sí, aquella que esclaviza a los niños, aquella que desprecia a los ancianos, aquella que no nos hermana, por el contario nos hace cada día más crueles y ajenos al dolor.

¿Te acuerdas cuando hallamos el burdel infantil?, ¿Te acuerdas de la expresión de los niños?, ¿De sus ojos?, Esos ojos ya sin brillo, sin ilusión, sin futuro, sin esperanza...

Shhh...respira...shhh...

Get the lovers together
' cause I need the feeling

Hay ocasiones en las que una frase, un acorde te devuelven a la tranquilidad, ésa donde no hay recuerdos abruptos, donde las memorias son dulces, el cuento de hadas se cumple. Sí, justo aquel que compartiste en la última bohemiada con tu hermano.

Aunque regularmente el siguiente acorde te manda a la última discusión con los hermanos, con los padres, ahí donde las cosas se bifurcaron y truncaron; donde todo fué definitivo.
Ese lugar donde sin saber como, te enteraste de las prefencias afectivas de aquellos a quienes has defendido contra viento y marea.

Los hermanos suelen ser una calamidad necesaria en la infancia y la juventud; cuando adulto, se supone, se convierten en la compañía segura. Los padres siempre hablan de la certeza del amor entre ellos, de como tras la partida, los únicos que no dejarán de amarse serán los hermanos.

Acaso será aquellos que se crían juntos...

Shh...respira...shhh...

Dios! ¡Cómo ahogan las lágrimas atoradas!, Hace más de un año que necesito llorar y llorar hasta quedarme dormida.
Y lo absurdo es que he dejado de lado esta sana práctica por no provcar la lástima de nadie.
¿Te acuerdas cuando nos disparon en la ambulancia y casi le pegan al tanque de oxígeno?!!
¿Te acuerdas como lloramos cuando regresamos a central?
Ahora nos produce risa, el evento es muy lejano.
Esa noche, los jefes nos abrazaron en silencio, permitiendo desfogar nuestra angustia.

Shh...respira...shhh

¿Y tú?, ¿Dónde estás, en que parte de todo esto ?
Si bien es cierto, nuestro trabajo nos templa, nos hace ver las cosas más terribles, esas que los demás ni siquiera sueñan que pueda pasar fuera de un set cinematográfico, o bien, que tristemente, consideran que eso le pasa a la gente que se lo merece.

Ambos sabemos cuan falso es, nadie merece lo que hemos visto.
El temple nos ha ayudado, pero también nos ha sensibilizado, nos obliga a llorar con un arcoiris y a sonreir con las cosas más desapercibidas, como el ave que junta varas para hacer su nido, o el dragón que se forma en las nubes.

Todas las noches, hay un espacio en que nuestros terrores nos hacen presa y sucumbimos ante ellos, a veces durmiendo, a veces leyendo, a veces después de hacer el amor.
 Nos ahoga, nos asfixia y nos ciega.

Shhh...respira...shhh

Acariciar el alma, no es sencillo, todo lo contrario....

1 comentario:

  1. Los recuerdos de la vida, son tantos y tan pocos a la vez...

    Infancia, juventud..., vejez... son tan lindos como una caja de Pandora o tan terribles como una sonrisa... pero son nuestros; son las experiencias que nos han forjado en el crisol de la vida, templándonos con las lágrimas derramadas a cada paso y volviéndonos a fundir con nuestro entorno...

    Shh... respira... shhh...

    Y al final del camino, volteamos hacia atrás, y nos vemos el rostro, las manos, el cabello, el cuerpo... pero el real, no el teñido, ni el esculpido por cirugías... no ese no... el que ha trabajado por los demás, el que ha ayudado en la eterna lucha de gigantes entre la vida y la muerte... en el día a día, obteniendo pequeñas, pero gloriosas batallas recompensadas por un gran trofeo... un GRACIAS...

    Ese rostro surcado por las primeras o las últimas arrugas, esas manos con pequeños dolores o ya sin poderse mover, esos hilos de plata cayendo por la espalda, esa voz cascada por la edad... que nos hablan de todo el esfuerzo, trabajo, caricias, llamadas, preocupaciones, sonrisas..., lágrimas...

    Ese voltear atrás... y ver el camino andado, con la familia, con los amigos, con los desconocidos; voltear a vernos y apreciar ese nuestro cuerpo con los pequeños grandes cambios... y poder sentir el cansancio del deber cumplido... eso, esos son los recuerdos...

    Son tan lindos como una caja de Pandora o tan terribles como una sonrisa...

    Acariciar el alma, no es sencillo, es todo lo contrario.... pero es lo que ha valido la pena y de eso ESTOY SEGURO!...

    oia

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