¿Qué vamos a hacer sin tí Lita?
Es lo que nos preguntamos todos los que te conocimos de años atrás.
Lo mismo se cuestiona el gato y la brisa de la tarde.
Pero lo más duro es cuando se lo pregunta la soledad misma,
esa a la que poco a poco fuiste llegando desde la juventud de 1940,
hasta el día de ayer, cuando ya no pudiste más.
¿Qué vamos a hacer sin tí?
Y en el suave vaivén de las hojas del sauce se vienen a la mente las noches de verano.
Con la nieve en los portales y el paseo después del café turco,
con los olores de la tierra húmeda, con la gente de Córdoba.
Los sollozos ahora provocados no hablan precisamente de amor,
sino de culpa; pero dentro de nosotros siempre se aviva la esperanza.
Sentir el peso de tu cuerpo, colgado de mi brazo,
reconforta la ausencia y plagia a la nostalgia.
¿Qué vamos a hacer sin tí Lita?
Cuando el cura llegue a la parroquia con su pastor alemán?
Ya no habrá quien defienda vehementemente las rojeces del sindicato,
ni los escritos de Kahlo y Rivera...
Y cuando la tormenta arrecie y los truenos te asusten,
reírse de la vida cuando amenazabas con la daga.
Cuando tus memorias de 1904 nos fascinaban.
¿Qué vamos a hacer sin tí Lita???
Mi querida Ana:
ResponderEliminarLita seguirá viviendo en el corazón de todos. Ha vuelto al origen de donde procedemos. El amor, las emociones y la conciencia no tienen fronteras y nos igualan a todos en el devenir.
Un fuerte abrazo.