lunes, 7 de diciembre de 2009

Y así....





Tan cercanos el uno del otro, tan lejanos en el mismo espacio.
Siglos de presencia, instantes de ausencia...

Espacios claves, con la luna como testigo,
buscando conquistar el mundo, trepados desde un árbol.

Sin fronteras existentes entre ambas almas, con muros de contención entre ambos cuerpos, transitan sin prisas en el diario acontecer.

Momentos robados al tiempo,
tiempo robado al silencio, silencio fundido al destino

La unión hubiera resultado complicada, casi al punto del quiebre, ambos necesitan crecer.
Crecer siendo protegidos; ninguno de los dos es capaz de brindar ese instante.

Y la lluvia comienza a deslavar sin miramiento, sin detenimiento...
La luna, cómplice antaño, hoy por hoy, es tan sólo mudo testigo del paso del tiempo,
de la promesa que se quedó atrapada en el aire.

Y así, dentro de esta pobreza, es parte uno del otro, sin poder mirar las estrellas desde el mismo blacón, aún cuando las estrellas sean las mismas al otro lado del mar...

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